Ya a mediados de los a?os cincuenta del siglo pasado, en Zeiss Ikon habían llegado a dos conclusiones interrelacionadas: por un lado el éxito comercial de sus réflex monoculares “Contaflex” indicaba que la tendencia de los usuarios iría hacia las cámaras de ese tipo dotadas de pentaprisma incorporado –dejando a las excelentes telemétricas como sus Contax, en un mercado “nicho”– y por otro lado que esas Contaflex, con su obturador central y sistema óptico que hacía que –al cambiar objetivos– estos no fuesen sino complementos para el grupo de lentes que quedaba fijo tras ese obturador…ni era lo suficientemente profesional, ni daba el nivel suficiente a una firma como Zeiss Ikon. Al fin y al cabo, otras firmas consideradas menores tales como Kodak y Voigtl?nder ofrecían sistemas similares a los de las Contaflex, con opciones ópticas y de aplicación que se consideraban limitadas. Zeiss Ikon decidió dise?ar una cámara superior, “l(fā)a mejor SLR para 35 mm”. Y se llamaría Contarex, nombre derivado de las famosas Contax por un lado y de “Rex”, de “regio” por otro. Ni más, ni menos. Zeiss Ikon Contarex: sin límitesBajo esas premisas, se animó a los ingenieros de la firma a que abordasen el desarrollo del nuevo sistema –no ya solo una cámara– sin ninguna restricción de costes ni tecnológica, y en este sentido, aunque no se frivolizaría con la complejidad, si fuese necesaria no se evitaría. Así, si la Contax I constaba de 500 piezas y la Contax IIIa de 600, la nueva Contarex, una vez finalizaba como modelo operativo, empleaba 1.100 piezas –creadas bajo tolerancias de 0,001mm– para las que se necesitaban aproximadamente 3.980 operaciones de mecanización. Para el cálculo de esas piezas hicieron falta 450 planos –en tablero de dise?o, sin ordenador– con 25.000 mediciones. La cámara, sin objetivo, pesa 916 gramos, y mide 153 mm (ancho) x 90 mm (alto) x 63 mm (fondo). Es, sin duda, un aparato fuera de lo común, tanto por la calidad sin concesiones de todos sus componentes, como por lo atrevido, avanzado, novedoso y exclusivo de sus soluciones en los a?os en que fue concebida. De la calidad de los objetivos Carl Zeiss, podríamos decir que aquellos dise?os ópticos del entorno de 1960, se emplean ahora sobre las DSLR de alta resolución, solo a?adiendo los “retoques” que permite el dise?o por ordenador y algún que otro nuevo vidrio. Zeiss Ikon Contarex: características claveLa primera unidad funcional de la Contarex se mostró en la quinta Photokina, la de 1958, pero la cámara no estuvo lista en los comercios hasta abril de 1960. Tras la lección aprendida con el avanzado pero complicado obturador planofocal de lamas metálicas y recorrido vertical de las Contax, para la Contarex los ingenieros se decantaron por un obturador planofocal de seda engomada, recorrido horizontal y control mecánico (electrónico en la Contarex Super Electronic). Los tiempos ofrecidos eran de 1/1.000s, 1/500s, 1/250s, 1/125s, 1/60s, 1/30s, 1/15s, 1/15s, 1/8s, 1/4s, 1/2s 1s, y “B”. El valor límite para sincronización de flash, era de 1/60s, lo más rápido en la época para esa clase de obturador de recorrido horizontal para fotograma 24×36 mm. De hecho, una Leica M4-P, sincronizaba el flash –27 a?os después– solo hasta 1/40s. Palanca de avance rápido –no botón giratorio– con espejo de retorno instantáneo, enfoque a plena abertura con cierre automático de diafragma a la abertura preseleccionada, etc., son funciones que nos parecen “trilladas” hoy día pero que no lo eran entonces… hace más de medio siglo. Pero la Contarex incorporaba desarrollos aún más importantes. Zeiss Ikon Contarex “Bullseye”: mecánica, y más mecánicaLa Contarex recibió el apelativo popular de Bullseye u “Ojo de buey”, y también “Cíclope”, debido a la particular estructura funcional y estética de su fotómetro de selenio, que no solo era incorporado, sino además, acoplado. de hecho, resulta casi imposible entender el concepto Contarex sin ese fotómetro, ya que una parte importante de los mandos de la cámara giran en torno a el. Vamos a verlo. Los objetivos –que son para discutir aparte– avanzaban tendencias del siglo XXI al no incorporar aro de ajuste de aberturas de diafragma. Estos ajustes se realizan desde el cuerpo de la cámara, mediante la bella rueda moleteada en cu?a de la parte frontal derecha, donde en una Contax iría –aproximadamente– el mando para el enfoque: en Zeiss Ikon resultaba muy importante mantener esas “se?ales de identidad”. Volvamos sobre el fotómetro. Cada objetivo, al acoplarse sobre la bayoneta de la cámara introduce mecánicamente su abertura máxima al fotómetro. Esto no se hace de una manera tan tosca y visible como en el caso de las primeras Nikon F Photomic, Photomic T y Nikkormat (1962 / 1965), sino mediante una peque?a palanca casi invisible ubicada de forma muy discreta bajo “el ojo de buey”, Nikon haría algo parecido con su sistema “AI” para la montura (“Auto Indexing”), pero…21 a?os después, hacia 1981. En la parte superior del ojo de buey, bajo una ventanilla curva, una escala móvil ofrece valores de f/1,4 a f/22. Pues bien, al girar la rueda moleteada antes mencionada, accionamos el mecanismo de diafragma del objetivo, y el valor ajustado aparece mecánicamente en la ventanilla antes mencionada del ojo de buey. Sinceramente: no podéis ni imaginar la pesadilla mecánica que significa transmitir esos movimientos de ajuste de la rueda al objetivo y a la escala de aberturas… ?pero esperad, que no hemos terminado! Antes de realizar mediciones deberemos haber ajustado la sensibilidad de la película mediante el aro situado de forma concéntrica a la palanca de avance y por encima del dial de tiempos de obturación… con acoplamiento igualmente mecánico. Y…?como sabemos cuál es el ajuste correcto de la exposición para el tiempo de obturación y la sensibilidad de película en uso? Pues… cuando al accionar la rueda que controla la abertura del diafragma llevamos “a cero” la aguja del galvanómetro, ?también mecánicamente! Aún queda más, pero para daros un respiro y que no necesitéis a este paso ventilación mecánica asistida, os podemos decir que la escala de sensibilidades va de 5 ASA a 1.600 ASA, mucho más extensa que la gama ASA / DIN de emulsiones disponibles en la época. Pero nos queda un mecanismo más, acoplado a todos los movimientos antes mencionados, y es que el módulo de selenio de la Contarex Bullseye no es un módulo cualquiera, y para dotarle de una curva de respuesta adecuada, sin necesidad de doble escala de lectura para niveles altos y bajos de luz, incorpora dos ingeniosas soluciones, una óptica y otra… sí, mecánica. Si retiramos la cobertura frontal tras la que adivinamos una estructura en panal de abeja, no solo ganamos dos puntos de sensibilidad para mediciones en bajos niveles de luz, sino que al hacerlo nos encontraremos con una sorpresa: tras ese panel frontal, y por delante de la célula de selenio, hay un diafragma iris mecánico, que se abre y se cierra conforme actuamos sobre la rueda de manejo del diafragma iris de los objetivos: un sistema complejo, costoso, complicado…pero enormemente refinado para acoplar totalmente sensibilidad de película, tiempo de obturación y abertura de diafragma, con una respuesta del fotómetro pura y limpiamente proporcional. Gran parte de todos esas acciones mecánicas se realizan por medio de sirgas y poleas…?imagínense! A observar que si en el modelo segundo de la Contarex Bullseye (tercero tras la “Special), la Contarex D, se a?adió un seguro que evitaba la liberación accidental y pérdida de esa lente frontal del fotómetro. Una auténtica lente de dise?o muy refinado, que no solo generaba el ángulo de lectura deseado, sino que suavizaba la respuesta del sistema. ?Nos habíamos olvidado de la aguja indicadora? En cierta forma si, porque no habíamos mencionado que se puede observar a través del visor (a la derecha de la pantalla de enfoque) y también, para cuando usamos la cámara sobre trípode, en una ventanilla a la izquierda del pentaprisma. En la versión “D”, con la mejora de una “l(fā)ente lupa”. La unidad que mostramos en este artículo es un modelo “D”. Contarex: los objetivosDesde un punto de vista conceptual, la Contarex debía constituir un Sistema –con mayúsculas– que diese soporte a todo accesorio que pudiese necesitar un profesional o científico y especialmente a los objetivos Carl Zeiss. En el momento de su presentación –tras los ya habituales y exasperantes “retrasos Zeiss”– se pudo disponer de 6 objetivos– y en el punto álgido del sistema, a primeros de los a?os setenta, nada más y nada menos que de 18. Los primeros objetivos fueron:
(*) Dise?os anteriores (Contax) adaptados A lo largo de los a?os sucesivos se llegaron a cubrir focales de los 16 mm (ojo de pez) a los 1.000 mm del catadióptrico Carl Zeiss Mirotar 1.000 mm f/5,6 y no faltaron los objetivos zoom tales como los Carl Zeiss Vario-Sonnar 40-120 mm f/2,8 y Vario-Sonnar 85-250 mm f/4, los Macro S-Planar 50 mm f/4 y Macro-Tessar 115 mm f/3,5 así como los macro Luminar para aplicaciones científicas en focales de 16 mm, 25 mm, 40 mm, 63 mm y 100 mm. Un objetivo mítico fue el Carl Zeiss Olympia Sonnar 180 mm f/2,8 presentado para la Photokina de 1966 y redise?ado a partir de la óptica de mismo nombre creada para las Contax y los juegos olímpicos de Berlín de 1936. Dotado de mandos concéntricos a 90o para enfoque rápido –el AF estaba muy lejano– es una de las ópticas más especiales para las Contarex, quizá con el desplazable 35 mm f/4 PA-Curtagon de Schneider-Kreuznach. Los objetivos Carl Zeiss para Contarex acoplan sobre la bayoneta de la cámara mediante un muy exclusivo sistema de control del diafragma: una muesca en un aro en acero flexible, tipo fleje es detectado por el sistema de la cámara se encuentre en la posición de ajuste de diafragma que se encuentre en el momento de acoplarlo, y encaja de forma limpia y segura con el mismo. El sistema –suponemos que –además protegido celosamente por patentes– era tan complicado y especial que ningún otro fabricante se atrevió a ofrecer objetivos para la Contarex. Pero además, le hubiese costado llegar a su altura. Los mecanismos de diafragma van montados sobe cojinetes a bolas (igual que algunos Angenieux de los a?os 90), y no hemos visto helicoidales de enfoque con precisión y suavidad equivalente…ni en Leica, y por si fuera poco, permiten –por lo general– distancias mínimas de enfoque muy favorables: por ejemplo 20 cm para el caso del Planar 50 mm f/2. Y para rematar, los acabados del barrilete en cromo satinado, son simplemente…únicos, sublimes. Más tarde, más a tono con las Contarex Super y Professional, se ofrecieron también –o exclusivamente, según focales– en acabado negro con el aro de enfoque cromado, muy bonitos también… pero no es lo mismo. A pesar de su complejidad, las Contarex sufrían de pocas averías, y en su caso eran reparables, a diferencias de cámaras como las Kodak Retina Réflex. Contarex D: otros detallesLa Contarex seguía el sistema de carga de la película por dorso separable presente en las Contax y en las Contaflex, y para el rebobinado, uno de los pestillos de apertura del dorso, debe girarse hacia la “R”. De esa forma, no es necesario estar presionando un botón mientras le damos a la manivela de rebobinado, todo un avance frente al botón de las Contax. Sin embargo, a pesar de toda la gran modernidad de la Contarex en la época, el contador de fotos debía ponerse a cero a mano, y no era automático al abrir el dorso. La próxima semana en la segunda entrega acerca de esta impresionante cámara, en la que hablaremos en concreto de las experiencias de manejo de una Contax D, ofreceremos una poderosa razón para ello y así podremos extendernos sobre una de las particularidades más curiosas de este sistema de 35 mm… Contarex: otros modelosAunque la Contarex “Bullseye”es quizá –por su estética y por ser la primera de la serie– la más representativa y carismática, hubo otros modelos notables en si:
La Contarex y Zeiss Ikon: ?qué es lo que ocurrió?Los más observadores, se habrán percatado de las fechas de inicio y final de producción de los modelos reflejados en la lista de más arriba: por un lado la mayoría de los modelos tenían una vida muy corta, de no más de seis a?os, pero por otro, algunos como la Professional, la Super Electronic y la Hologon tuvieron una vida de entre dos y tres a?os, una vida que termina más o menos abruptamente en 1972 y ello por una razón muy sencilla y dramática: tras dificultades financieras muy graves ya desde mediados de los a?os sesenta, la compa?ía había quebrado y cesa en la producción de cámaras. Y la Contarex, el máximo orgullo de Zeiss Ikon había sido su Némesis, o al menos una de las razones para esa catástrofe. Analizando con detalle, se comprueba que los costes de las líneas de Contax y Contarex superaron siempre los ingresos. Los ingenieros de Zeiss Ikon, se apresuraron en desarrollar modelo tras modelo de Contarex sin medir el tama?o real del mercado para ese tipo de producto tan enormemente perfecto pero tan costoso. Los analistas pueden encontrar otras muchas razones y uno puede caer tanto en la tentación de elaborar en exceso como en la de hacerlo con simplismo. Pero al parecer la realidad es que el empe?o –un tanto germánicamente orgulloso– de querer hacer simplemente los mejores productos en absoluto, sin controlar costes de desarrollo y producción, se juntaron con dos factores adicionales: uno de ellos fue mantener un gigantesco catálogo de líneas de cámaras y marcas que en ocasiones competían entre si, y el otro que…?llegaban las cámaras japonesas! De entre ellas, las réflex mejor fabricadas, como podían ser las Asahi Pentax (1957), las Canonflex (1959), las Minolta SR (1958), las Nikon F (1959), e incluso la Topcon RE Super –que en 1963 fue la primera SLR con medición TTL–, por poner solo unos ejemplos, eran menos costosas, más ligeras, igual o más fiables (por ser menos complejas) y aportaban soluciones ingeniosas, apoyadas por ópticas que a la hora de la verdad, rendían muy, pero que muy bien. Al igual que pasó con Detroit y el automóvil, siempre se dijo que los japoneses habían sufrido una terrible derrota militar en la guerra, pero la ganaron a?os después, comercialmente. Entre otros bienes de consumo, con coches y cámaras. Y como es sabido, las ópticas Zeiss y Voigtl?nder actuales, están en gran parte en manos de Cosina, Japón. Pero aunque se trata de una historia triste, han quedado para la historia, auténticos monumentos fotográficos como las Contax o las Contarex, y sin embargo viven los objetivos Carl Zeiss, ahora Zeiss. Y es que –para cualquier sistema, las ópticas son –siempre– clave. Nota: todas las imágenes, salvo indicación en contra, ? Valentín Sama / Albedo Media, S.L. (*) Puede observarse el desgaste producido en la pintura del grabado “Contarex”, que se refleja también en el del logotipo “Zeiss Ikon” en el otro extremo de la cámara. Ello demuestra que esta cámara ha sido muy usada y no abusada. En las cámaras clásicas resulta fácil restaurar ese color negro (también el rojo y el blanco) de forma reversible, pero en este caso no lo hemos hecho, como homenaje a su due?o original. La limpieza, igualmente, pensamos debe detenerse allí donde “el paso siguiente” puede, bien suponer un empleo de tiempo excesivo, bien hacer que se corra el riesgo de filtración de fluidos de limpieza. |
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